Fran Mérida, detalles de genio.

Fran Mérida. Fuente: Getty Images.Balón bombeado, va muy alto, parece imposible de bajar... y aparece Fran Mérida. Control orientado de izquierda, la bola queda pegada al pie, al instante siguiente... gol del Barça. La virtud del toque: ¡Plac! En su caso equivalía a una asistencia medida. Además, por supuesto, no debemos desmerecer su exquisita técnica individual y su clarividente visión de juego. En definitiva: talento. Así era Fran por aquel entonces y así continua siéndolo en la actualidad. Siempre le gustó más atacar que defender, siempre destacó más en la distribución que en el “tackle”, en el pase en profundidad que en la presión, en la asistencia inverosímil... Por más difícil que pareciera, cuanto menos gente veía el hueco, más fácil era para él encontrarlo. Intuición para descubrir y ver los espacios. Desde bien pequeño.

Wenger tampoco pudo escapar a su encanto y se hizo con sus servicios. Obviamente, el precedente de Cesc Fàbregas no le ha beneficiado, ya que continuamente era comparado. Y en una comparación de tal calibre, muy poquitos pueden salir airosos (ya no digamos vencedores). Es como si comparáramos a cualquier escritor prometedor francés con Albert Camus. Conviene distinguir: Fran Mérida es mediapunta, ahí es dónde más cómodo se encuentra, también puede jugar de interior (escorado a banda o en 4-3-3) o de mediocentro, pero en estas demarcaciones ni mucho menos se siente tan cómodo. Parece ser que el Atlético le ha atado para el año que viene. Aún muy joven, su calidad es indiscutible, no obstante es cierto que aparenta ser algo indolente. Tiene cualidades pero también tics y manías a lo Guti. Para que nos entendamos.

Quemando etapas a pasos agigantados, siempre se deben esperar maravillas de su zurdita de oro. Ésa a la que tanto quiere el balón. Ya no les digo, sus compañeros.

Esteban Granero, un escudo en el corazón.

Esteban Granero. Fuente: Getty ImagesQuiero triunfar en el Madrid. Éste siempre ha sido el pensamiento de Esteban, desde chico lo tuvo claro. Estuvo en Arousa, era un crío, pero ya dejaba notar su ascendencia sobre el resto de sus compañeros, y su mentalidad. Siempre fue un líder, un chico con las ideas claras, ambicioso. Su corazón estaba ocupado por el Real Madrid y haría todo lo posible por triunfar en él. Por lo pronto, nos regaló una exhibición en su paso por Arousa. Tenía madera, si en su edición había una apuesta segura de cara al futuro ése era don Esteban Granero. Completísimo mediapunta, ha seguido su desarrollo sin prisa pero sin pausa, sabiendo que su talento y su buen hacer le harían llegar lejos. Porque una de las cosas más reseñables de su persona es lo bien amueblada que siempre estuvo su cabeza. Nada le podía impedir cumplir SU SUEÑO (también el nuestro, por qué negarlo), dependía de sí mismo y de su buen hacer.

Año 2010. Nos alegra verle con la camiseta blanca, la que siempre quiso lucir. Renunció a dinero para triunfar en casa. Seguramente lo conseguirá. Esa determinación, esa ambición, esa sencillez y humildad (a pesar de que en principio pueda resultar algo paradójico),... es lo que admiro de él por encima de todo. Centrocampista ofensivo y polivalente, puede jugar en cualquier demarcación del centro del campo, aunque él es mediapunta. Técnico, equilibrado físicamente, trabajador, especialista a balón parado, llegador... y superlativo en el último pase. ¡Su visión de juego enamora! A sus 22 años es toda una realidad. En Arousa nos enorgullecemos de haber podido disfrutar de su excelso fútbol, como lo han hecho toda la vida en el Real Madrid, y una temporada en Getafe. Y como todos los españoles podremos hacerlo en breve. Palabra.

Erik Lamela

Erik Lamela. Fuente: Riverplate.com13 de junio de 2009, 17 años, botas claras, pelo corto, espigado, 39 a la espalda, ruge el Monumental porque hoy juega River, es un clamor porque el speaker anuncia al "Coco". Primer balón, de zurda, pase y gol. 3-1 sentencia River. Feliz debut Erik!

Porque así se llama la mayor promesa del fútbol sudamericano, una de las mayores del futbol mundial. Porque no estábamos locos cuando lo pensamos allá por el 2004, hace ya 6 años. Cuando todos pensábamos que sí lo estaba el FC Barcelona al ofrecer tal contrato a un niño de 12 años, al querer repetir con Lamela el mayor éxito de su historia, la contratación de Leo Messi. Rugió el Monumental porque el fútbol son sentimientos grabados a sangre, los mismos que hicieron que Erik Lamela se quedara en casa, en su casa, en su River. Salió de enganche y se soltó, como sólo él sabe hacerlo. Como había hecho para el deleite de todos aquí en AF7, proclamándose mejor jugador y máximo goleador del torneo, ganando el campeonato con River Plate, como líder de una generación, la del ´92 de los "millonarios", la más prolífica en cuanto a títulos de la historia de Argentina en categorías inferiores. Ahí es nada. Pasito a pasito. Liderando, asistiendo, goleando, maravillando.

Porque Arousa Fútbol 7 es un torneo de niños dicen, y es cierto, todos fuimos niños pero no éstos. Niños que juegan como hombres, que recuerdan a los más grandes del deporte rey con sólo 12 años. Se tiende a pensar que todavía les queda mucho, que es muy difícil llegar, que todavía es más difícil mantenerse... entonces sigues sus pasos, sus éxitos y te emocionas. Te emocionas cuando el niño que se parecía a Zidane marca un gol de rabona, desde fuera del area, en la final Juvenil de Argentina y piensas... Quién decía que sólo era un niño? Para mi era un ángel, un ángel que tuve la suerte de conocer cuando era un niño con la única idea en la cabeza de tirarte un caño que, por cierto, casi siempre salía.

Va por ti Erik, el jugador con más técnica individual de los que han pasado por AF7. El niño que ya casi es un hombre y un ídolo en media Argentina. El jugador que con sólo 12 años maravilló al mundo y éste se le cayó a los pies, que lo pasó muy mal, que se levantó, cogió la pelotita y siguió haciendo lo que mejor sabe, gambetear. Porque las historias se escriben con el corazón y el mío dice que será un grande, será uno de los nuestros.

Corría el minuto 79 y el Monumental fue un clamor.

Jordi Alba, el complicado paso de pequeño a gran hombre.

Jordi Alba. Fuente: ReutersPor aquel entonces era un niño bajito y algo enclenque, pero increíblemente voluntarioso, constante y pillo. Lo curioso a día de hoy es que aquel chaval desgarbado sigue representando los mismos valores. Han paso los años, Jordi sigue siendo bajito y algo enclenque. Además de talentoso. Por supuesto, destacó en 2001 y lo sigue haciendo en la actualidad. El camino no está siendo sencillo, no tengo dudas de que se hará un hueco en el fútbol profesional, y más en concretamente, en Valencia.

Tuvo que emigrar del Barcelona porque otros le cerraban el paso, no le dejaban brillar. Mientras algunos hubieran caído en la inopia él no desistió, no bajó los brazos, no se dejó ir. Maduró como futbolista y como persona. Lo que no te mata te hace más fuerte. Confió en sí mismo, y sobretodo, tenía intactas las ganas de jugar a este deporte, de divertirse sobre el campo, de disfrutar de cada minuto de juego. Piensan los románticos en las segundas, terceras y cuartas oportunidades... muchas más de las que nos podamos imaginar. En Cornellà volvió a levantar el vuelo, mostrando todo su desparpajo y potencial, así que tardó poco en recalar en otro grande. En este caso, el Valencia. Nada más llegar se erigió como la figura y la gran esperanza del equipo filial. Su trayectoria siguió el curso ascendente al que estaba predestinado. El año pasado fue una de las sensaciones de Segunda División –jugó cedido en el Gimnàstic de Tarragona, le costó hacerse con la titularidad pero una vez se hizo con ella no la perdió-. El actual está intentando hacerse un hueco en el primer equipo del Valencia a pesar de la abrumadora competencia. Lo tiene difícil pero ya está demostrando que posee sobrada calidad para disponer de los minutos que disfruta por cualidades, calidad y potencial.

Extremo, mediapunta o segundo punta, es el rey del espacio. No gusta de entretenerse sobre el césped, tiene una facilidad innata para realizar el desmarque y ganar la espalda a su defensor. Técnicamente notable, es un hombre con cara de niño. Como aquel que en su día brillara con el FC Barcelona, en Arousa. No olvidamos sus carreras, sus jugadas, sus movimientos, su carácter. Una vez finalizado el campeonato subrayamos su nombre y dejamos pasar el tiempo –¡ quién pudiera detenerlo !-. No sabéis cuánto nos alegra no habernos equivocado. En ocasiones, ¡qué maravillosa puede resultar la vida! Porque nosotros nos sentimos en parte partícipes de su éxito, somos un granito de arena en una gigantesca playa.