Balón bombeado, va muy alto, parece imposible de bajar... y aparece Fran Mérida. Control orientado de izquierda, la bola queda pegada al pie, al instante siguiente... gol del Barça. La virtud del toque: ¡Plac! En su caso equivalía a una asistencia medida. Además, por supuesto, no debemos desmerecer su exquisita técnica individual y su clarividente visión de juego. En definitiva: talento. Así era Fran por aquel entonces y así continua siéndolo en la actualidad. Siempre le gustó más atacar que defender, siempre destacó más en la distribución que en el “tackle”, en el pase en profundidad que en la presión, en la asistencia inverosímil... Por más difícil que pareciera, cuanto menos gente veía el hueco, más fácil era para él encontrarlo. Intuición para descubrir y ver los espacios. Desde bien pequeño.
Wenger tampoco pudo escapar a su encanto y se hizo con sus servicios. Obviamente, el precedente de Cesc Fàbregas no le ha beneficiado, ya que continuamente era comparado. Y en una comparación de tal calibre, muy poquitos pueden salir airosos (ya no digamos vencedores). Es como si comparáramos a cualquier escritor prometedor francés con Albert Camus. Conviene distinguir: Fran Mérida es mediapunta, ahí es dónde más cómodo se encuentra, también puede jugar de interior (escorado a banda o en 4-3-3) o de mediocentro, pero en estas demarcaciones ni mucho menos se siente tan cómodo. Parece ser que el Atlético le ha atado para el año que viene. Aún muy joven, su calidad es indiscutible, no obstante es cierto que aparenta ser algo indolente. Tiene cualidades pero también tics y manías a lo Guti. Para que nos entendamos.
Quemando etapas a pasos agigantados, siempre se deben esperar maravillas de su zurdita de oro. Ésa a la que tanto quiere el balón. Ya no les digo, sus compañeros.
Fran Mérida, detalles de genio.
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- Escrito por Hoeman