Comandaba a un extraordinario Boca Juniors en AF7 2006, conquistando inapelablemente el campeonato que le recuerda como uno de los más grandes jugadores en toda nuestra historia, un canalizador de todo el juego ofensivo de aquel gran equipo, con mucho gol y capacidad asociativa.
Hoy es considerado por muchos como el mejor jugador de las categorías juveniles de AFA, un futbolista que se desenvuelve principalmente como centrocampista ofensivo aunque en esporádicas ocasiones actúa en punta. Posee una exquisita técnica individual y su enorme visión de juego le hace ser diferente en muchos momentos de los partidos. Una de sus mayores virtudes es el preciso y potente remate de media distancia. Es muy resistente aunque quizás le falta algo de velocidad en algunas fases del juego.
Todas esas virtudes tentaron a Claudio Borghi para darle a Leo la oportunidad de debutar en la primera división del fútbol argentino con tan solo 16 años de edad. Hoy, muchos lo señalan como el heredero del trono de Juan Román Riquelme. En su primera titularidad en La Bombonera en noviembre de 2012 anotó dos goles y lideró a su equipo a la victoria ante San Lorenzo.