Iago Falqué. Fuente: GBFDTuvimos la ocasión de disfrutar en AF7 del fútbol de Iago Falqué. Gallego, de la tierra, en todo momento demostró su calidad con el esférico entre los pies, erigiéndose como uno de los futbolistas más prometedores de la edición en la que participó, y también, de todas las ediciones hasta el momento celebradas (¡y que sean muchas más!). Sin embargo, parece que con el paso del tiempo su juego poco a poco se ha ido apagando... siempre ha sido un chaval, cuanto menos, controvertido.

Todavía es joven, muy joven (nació en 1990), por lo que no debería extrañar que renaciese de sus cenizas (cenizas prematuras, en todo caso). Ha pasado por las categorías inferiores de Real Madrid, Barcelona, y ahora Juventus, sin duda grandes potencias futbolísticas. Tan desmesuradas, posiblemente, que le es mucho más complicado arañar minutos, más aún hacerse con un puesto de habitual. La importancia de elegir: ser cola de león o cabeza de ratón. En mi modesta opinión, Iago debería encauzar su carrera con el segundo objetivo.

Su calidad es indudable: zurdo, en lugar de pie parece que tenga mano, maneja la bola a su antojo, en una baldosa es capaz de hacer casi cualquier cosa que nos podamos imaginar con ella. Certero a balón parado, espléndido en el regate en corto, maravilloso en el pase. Sin embargo su físico (más bien su falta de éste) es una de sus mayores debilidades: le falta velocidad y cuerpo. A su vez, deberá ganar en madurez. Actualmente corretea por tierras italianas, pasa desapercibido, ojalá dentro de unos años se convierta en una de las revelaciones de la Liga española. Porque la rompa, porque lo borde, porque se salga.